viernes, 30 de noviembre de 2007

Kapuscinski sobre el Otro

El cronista como historiador

Fragmento de Encuentro con el Otro, libro de conferencias de Ryszard Kapuscinski publicado por Anagrama. (Extraído de La Nación, Sábado 17 de noviembre de 2007)


El Otro, los Otros, son calificativos que se pueden entender de muchas maneras y usar en los más diversos sentidos y contextos, como, por ejemplo, para diferenciar sexos, generaciones, nacionalidades, religiones, etc. Por lo que a mí respecta, los uso sobre todo para diferenciar a los europeos -hombres blancos de Occidente- de los no europeos, no blancos, consciente de que para estos últimos también son Otros los primeros. El género que intento cultivar es el reportaje literario que bebe en las experiencias acumuladas a lo largo de muchos años dedicados a viajar por el mundo. Todo reportaje tiene muchos autores, y únicamente una añeja costumbre hace que lo firmemos con un solo nombre. En realidad, quizás sea el más colectivo de los géneros literarios, creado por docenas de personas -los interlocutores con los que nos topamos en los caminos del mundo- que nos cuentan historias de sus vidas o de las vidas de sus comunidades, o acontecimientos en los que han participado o de los que han oído hablar a otros. Esos extraños, esos desconocidos, no solo constituyen una de las fuentes más ricas de nuestro conocimiento del mundo, sino que también nos ayudan en nuestro trabajo de mil maneras: nos posibilitan contactos, nos acogen en sus casas e, incluso, nos salvan la vida.

Cada uno de esos desconocidos que encontramos en nuestros periplos por el mundo parece llevar en su interior a dos personas; se trata de una dualidad que a menudo resulta difícil discernir, cosa de la que no siempre nos damos cuenta. Una es un ser como todos nosotros, con sus alegrías y sus tristezas, con sus días buenos y malos, alguien que celebra sus éxitos, al que no le gusta pasar hambre ni frío, que percibe el dolor como desgracia y sufrimiento, y la suerte como disfrute y realización. El segundo ser, que se solapa y entrelaza con el primero, es portador de unos rasgos raciales determinados, de una cultura, unas creencias y una ideología. Ninguno de estos seres se manifiesta en estado puro, por separado; los dos conviven y se influyen mutuamente.

El problema -y también la dificultad de mi oficio de reportero- radica en que la relación entre estos dos seres que habitan en cada uno de nosotros -el individuo con su unicidad y personalidad y el individuo portador de una cultura y una raza- no es inmóvil, rígida, estática, dada de una vez para siempre, sino que, todo lo contrario, se caracteriza por un dinamismo constante, por transformaciones, transiciones, transustanciaciones y cambios cuya intensidad depende del contexto exterior, de los imponderables del momento, de las expectativas del entorno e, incluso, de nuestra edad y nuestro estado de ánimo. Por eso nunca sabemos con quién nos vamos a encontrar, aunque se trate de una persona cuyo nombre y aspecto conocemos desde hace cierto tiempo. ¡Qué decir, pues, de alguien a quien vemos por primera vez en nuestra vida! De ahí que cada encuentro con el Otro sea un enigma, una incógnita, más aún: es un misterio.

Sin embargo, antes de que se produzca ese encuentro, nosotros, los reporteros, solemos estar preparados de una manera u otra. Las más de las veces, a través de la lectura (sobre todo en tiempos en los que todavía no había televisión). En el fondo, toda la literatura universal está dedicada al Otro: desde los Upanishads pasando por el I Ching y por Chuang Tzu; desde Homero y Hesíodo pasando por el Gilgamesh y el Antiguo Testamento; desde el Popol Vuh hasta la Torá y el Corán. ¿Y los grandes viajeros de la Edad Media que partían con rumbo a los confines del planeta para encontrar al Otro, tales como Giovanni Carpine e Ibn Batuta, Marco Polo, Ibn Jaldún y Chen Chun? En algunas mentes jóvenes, aquellas lecturas despertaban el deseo de llegar a los lugares más recónditos del mundo a fin de encontrar y conocer al Otro. Se trataba de la típica ilusión espacial: la convicción de que lo lejano era diferente, y cuanto más remoto, más diferente todavía.

He dicho "en algunas mentes" porque la pasión viajera no se da con tanta frecuencia como se suele pensar. Por naturaleza, el hombre es un ser sedentario, rasgo que se acentuó en él muy particularmente a partir de la invención de la agricultura y del arte de construir ciudades. Por lo general, no abandona su casa si no está forzado a hacerlo, expulsado ya por la guerra o la hambruna, ya por la peste, la sequía o el fuego. A veces se marcha a causa de sus ideas, a veces para buscar trabajo o un futuro mejor para sus hijos. En mucha gente, el espacio crea estados de inquietud, de miedo ante lo inesperado e, incluso, ante la muerte. No hay cultura que no conozca toda una serie de conjuros y signos mágicos que han de proteger al que parte de viaje, quien, además, es despedido con lamentos y sollozos, como si estuviera a punto de subir al cadalso.

Al hablar de viaje, por supuesto no tengo en mente una aventura turística. A nuestro entender de reporteros, el viaje significa desafío y esfuerzo, cansancio y sacrificio, cometido difícil y proyecto ambicioso. Cuando recorremos el mundo, sentimos que ocurren cosas importantes, que estamos inmersos en algo de lo que somos parte y testigo a la vez, que tenemos una obligación que cumplir y una responsabilidad que asumir. ¿Y de qué somos responsables? Del camino. Al enfilar uno, a menudo tenemos la certidumbre de que lo hacemos por primera y última vez en la vida, que nunca más volveremos a pisarlo, y por eso mismo no podemos descuidar nada, no podemos perder o pasar por alto un solo detalle, pues de todo lo vivido tendremos que dar cuenta en nuestros ulteriores escritos, crónicas y relatos; en definitiva, vamos a hacer nuestro propio examen de conciencia. Por eso, mientras viajamos estamos concentrados, nos fijamos en todo y aguzamos el oído. El camino resulta tan importante porque cada paso que en él damos nos conduce al encuentro con el Otro: si no, ¿por qué lo enfilaríamos? Si no fuera así, ¿acaso nos expondríamos voluntariamente a dificultades y riesgos, a ese sinfín de incomodidades y peligros que acechan por todas partes?

Pero no solo el viaje como forma de vida libremente elegida es infrecuente. También lo es la curiosidad por el mundo. La mayoría de la gente no la tiene. La historia conoce civilizaciones que jamás mostraron interés por el mundo exterior. África nunca construyó una nave con la que descubrir lo que había más allá de los mares que la bañaban. Sus gentes ni tan siquiera intentaron llegar a la vecina Europa. Más lejos aún fue la civilización china: pura y simplemente se separó del resto del mundo con una gran muralla. (Es cierto que no actuaban del mismo modo los imperios montados a caballo: los persas, los árabes, los mongoles... Pero su objetivo no era conocer el mundo sino conquistarlo, tomarlo por las armas y esclavizarlo. En cualquier caso, los períodos de su auge y expansión fueron relativamente breves; desmoronados, todos acabaron cubiertos por las arenas para siempre.)

En ese desfile de civilizaciones, Europa será una excepción, pues es la única que desde sus mismos comienzos griegos muestra una gran curiosidad por el mundo y un deseo no solo de conquistarlo y dominarlo sino también de conocerlo. Y en el caso de sus mentes más preclaras, única y exclusivamente de conocerlo. Y comprenderlo.

Acercarse a otras gentes con el fin de crear una sola comunidad humana. Será allí donde se manifestarán con toda nitidez, su dramatismo y su complejidad nuestras relaciones con otros habitantes del planeta: los Otros. Estas relaciones tienen una larga historia, que, en la literatura, empieza con la monumental obra de Heródoto. El griego, que vivió y escribió hace dos mil quinientos años, nos muestra que ya entonces el mundo que le era accesible estaba habitado por numerosas comunidades formadas y maduras, cada una con su propia y desarrollada cultura y un fuerte sentido de identidad; en una palabra, aquel primer europeo, griego para ser exactos, aunque llamaba al no griego bárbaro, o sea, alguien que balbucía cosas incomprensibles, era consciente de que ese Otro, pese a todo, era alguien. Heródoto escribe sobre los Otros sin desdén y sin odio, intenta conocerlos y comprenderlos, más aún, a menudo demuestra que en muchos sentidos superan a los griegos.

Consciente de la naturaleza sedentaria del hombre, Heródoto sabe que para conocer a los Otros hay que ponerse en camino, ir a buscarlos, llegar hasta ellos, salir a su encuentro; por eso no para de viajar: visita a egipcios y a escitas, a persas y a lidios, y guarda en la memoria todo lo que le dicen y también lo que él mismo ve con sus propios ojos. Resumiendo: anhela conocer a los Otros porque comprende que el hombre lo necesita para conocerse a sí mismo, pues no son sino Ellos ese espejo en el que nos reflejamos; sabe que solo así podemos compararnos, medirnos, confrontarnos... ...l, ciudadano del mundo, se muestra contrario a aislarse de los Otros, así como a cerrarles la puerta. La xenofobia, parece decir, es una enfermedad de sujetos miedosos y con complejo de inferioridad que tiemblan ante la perspectiva de verse obligados a reflejarse en el espejo de una cultura ajena. Cada uno de sus Nueve libros de la historia no es sino una contumaz y concienzuda labor de fabricación de espejos en los que, sobre todo, podemos contemplar -y comprender- a Grecia y a los griegos.

Más adelante, sin embargo, los encuentros de los europeos con los no europeos adquirirán otro carácter, a menudo violento, sanguinario, atroz. De todos modos, esas cosas habían sucedido antes de Heródoto -en la guerra entre Grecia y Persia-, lo mismo que después: en la época de las campañas de Alejandro Magno, en los años de la expansión del imperio romano, en las cruzadas, durante la conquista española, etc., etc. Reparemos de pasada en el hecho de que nuestra manera de pensar es hasta tal punto eurocéntrica -tal el caso, también, de la mayoría de nuestros historiadores- que cada vez que escribimos o hablamos de las relaciones con el Otro, por ejemplo, de un conflicto con ese Otro, asumimos sin verbalizarlo que se trata de un conflicto entre europeos y los que no lo son, pese a que enfrentamientos y guerras del mismo cuño se han cobrado un océano de víctimas en la propia familia no europea, en cuyo seno los mongoles habían combatido a los chinos, los aztecas a las tribus vecinas, los musulmanes a los hinduistas, etc.

En una palabra, el choque de civilizaciones no es una invención moderna, pues ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia. Sin embargo, hay que tener presente que el conflicto, el choque, no es más que una forma -y no necesariamente inevitable- de contacto entre civilizaciones. La otra, que se da incluso con más frecuencia, consiste en el intercambio, que a menudo se produce al mismo tiempo y en el mismo marco que el choque. Un ejemplo: a principios de los noventa estuve en Liberia, que en aquellos momentos era escenario de una guerra civil. Con un destacamento del ejército gubernamental, fui al frente. Marcaba su línea un río cuyas márgenes unía un puente junto al cual, en la orilla controlada por el gobierno, había un mercado. En la otra orilla, tomada por los rebeldes de Charles Taylor, no había nada; era un erial. Hasta el mediodía, aquel frente estallaba en el tableteo de los fusiles y el estruendo de los morteros. Por la tarde se instalaba la paz: los rebeldes cruzaban el puente para hacer compras en el mercado. Depositaban sus armas en manos de una patrulla gubernamental, la cual se las devolvía cuando regresaban a sus posiciones con la compra. Y así un mismo lugar albergaba un conflicto terrible, sangriento, y un intercambio de mercancías y otros bienes. El Otro, pues, puede ser visto como enemigo y a la vez como cliente. Son las circunstancias, la situación y el contexto los que deciden si en un determinado momento vemos en una persona al contrincante o al amigo; ese Otro puede ser lo primero y lo segundo, y en esto consiste su cambiante e inasible naturaleza y sus maneras de actuar contradictorias cuyos motivos a menudo ni él mismo es capaz de comprender.


Por Ryszard Kapuscinski
Traducción: Agata Orzeszek

KAPUSCINSKI Periodista polaco, cubrió y narró los grandes acontecimientos del siglo XX en libros que hacen de la crónica un verdadero género literario. Su lúcida mirada incluía en ellos la vida cotidiana de los seres anónimos. Murió en enero último, a los 74 años.

Programa

UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES



Carrera: Licenciatura en Comunicación Social
Año: 2008
Curso: Seminario y Taller de Escritura
Profesor: Celia Güichal
Carga horaria semanal: Cinco horas semanales
Créditos: Diez créditos
Núcleo al que pertenece: Comunicación
Tipo de asignatura: Teórico-práctica


Objetivos:

1- Práctica
a. Promover la práctica intensiva de la escritura y desarrollar habilidades para la producción de textos pertinentes para el comunicador social en el ámbito académico y profesional.
b. Desarrollar el trabajo con la lectura desde la perspectiva de la escritura.
2- Teoría
a. Reflexionar en torno a problemáticas teóricas vinculadas con la producción y recepción de textos escritos.
b. Explorar algunos vínculos entre estas problemáticas (punto a.) y las reflexiones sobre la narrativa y la escritura planteadas desde ciertas corrientes del ámbito de las ciencias sociales y humanidades, como la antropología, la etnografía, los estudios culturales, la historia, y las teorías de la comunicación.
3- Metareflexión
a. Desarrollar la metareflexión sobre los procesos cognitivos implicados en las prácticas de la escritura y la lectura.

Observaciones:
1- Los materiales se encuentran en el centro de copiado (CC) y en el centro de tecnología (CT).
2- La comunicación entre los integrantes del taller y el docente se continuará a través de un grupo de correo electrónico. Es necesario suscribirse escribiendo a la siguiente dirección:
sytesc2008-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Una vez confirmada la suscripción, los mensajes se enviarán a:
sytesc2008@gruposyahoo.com.ar
3- En el caso de retomar un trabajo realizado para otra materia para alguno de los trabajos propuestos, se deberá explicitar en la historia de escritura que acompañe la entrega, aclarando los cambios realizados, y deberá entregarse el original).

Contenidos temáticos y bibliografía obligatoria:
*Nota: En cada punto donde se detalla la bibliografía obligatoria, la bibliografía teórica se encuentra separada de las notas periodísticas, los textos literarios y ensayísticos utilizados para el análisis textual.

1- La escritura. Cohesión y coherencia textual. La escritura como herramienta intelectual, como tecnología y como práctica social. Relaciones entre oralidad y escritura. La escritura del discurso oral. La entrevista. Usos de la entrevista en la literatura.

Bibliografía obligatoria:

ALVARADO, Maite y Alicia Yeannoteguy, La escritura y sus formas discursivas: Curso introductoria (capítulo 1), Bs.As., Eudeba, 1999.[CC 4213] [CT 4]
ARFUCH, Leonor, La entrevista, una invención dialógica (capítulos seleccionados), Bs.As., Paidós, 1995.[CC 6716] [CT 3]
ONG, Walter, “La escritura reestructura la conciencia”, en Oralidad y escritura: Tecnologías de la palabra; Buenos Aires, FCE, 1993.[CC 4218] [CT 2]
ULIBARRI, Eduardo, “Los otros cuentan”, en Idea y vida del reportaje, México D.F.,Trillas, 1994.[CC 5557] [CT 5]
...
AA.VV., Entrevistas a Jorge Luis Borges, Manuel Puig, Samuel Beckett, Italo Calvino, Raymond Carver, en Confesiones de escritores, El Ateneo, Buenos Aires, 1996. [CC 6285 y 3201] [CT 1]
CAPOTE, Truman, “Una adorable criatura”, en Anagrama, Barcelona, 1995. [CC 3201] [CT 6]
COUPLAND, Douglas, “Amamos tanto a Morrisey”, en revista Ñ, 29/4/06. [CC 4965]
FRESÁN, Rodrigo, “Así habló Andy Warhol”, en suplemento Radar, Página 12, 19/9/04. [CC 3201]
MORENO, María, “El oído absoluto” (entrevista a María Esther Gilio), Suplemento Radar, Página 12, 18/1/04. [CC 3201]

2- Aspectos cognitivos de los procesos de la escritura. El problema retórico, los procesos de planificación, puesta en texto y revisión (modelo de Hayes y Flowers). Diferencias en los procesos de escritores “expertos” y “no expertos” (Breiter y Scardamalia). La escritura como saber indiciario (Ginzburg).

Bibliografía obligatoria:

CASSANY, Daniel, “Un proceso cognitivo”, en Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1993. [CC 4963] [CT 21]
GINZBURG, Carlo, “Señales, raíces de un paradigma indiciario”, en Aldo Gargani (cd.): Crisis de la razón, México, Siglo XXI, 1983. [CC 6802] [CT 29]

3- Experiencia de lectura. Pactos de lectura y modelos de lectura. Niveles de cooperación textual. Las notas de lector como escritura de la lectura. Géneros discursivos y tipos textuales. Intertextualidad.

Bibliografía obligatoria:

ALVARADO, Maite y Alicia Yeannoteguy, La escritura y sus formas discursivas: Curso introductoria (capítulo 2), Bs.As., Eudeba, 1999. [CC 4213] [CT 4]
CASSANY, Daniel, “Leer como escritor”, en Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1993.
CARDONA, Giorgio Raimondo, “Texto interior, texto oral y texto escrito”, en Los lenguajes del saber, Gedisa, Barcelona, 1994.
MANGUEL, Alberto, “La última página”, en Una historia de la lectura, Editorial Norma, Bogotá, 1999. [Código 4211]
...
CALVINO, Italo, “Los buenos propósitos”, en Diario de Poesía, N.68, ag./ nov. 2004. [Código 4212]
FERREYRA, Lilia, “Dos lectores”, en Diario Página 12, 9/1/06. [Código 4212]
Notas de lector de alumnos universitarios. [Código 4873]

4- La narrativa en la prensa y en las ciencias sociales. Usos de lo narrativo en los textos periodísticos: La crónica; orígenes, caracterización y problemas en torno al testimonio, la no ficción. Narración y cognición. Recorrido por algunas miradas de las ciencias sociales (etnografía, historiografía, estudios culturales) en torno a la escritura y la narrativa.

Bibliografía obligatoria:

AMAR SÁNCHEZ, Ana María, “El género de no ficción: un campo problemático” en El relato de los hechos. Rodolfo Walsh: testimonio y escritura. [CC 4675] [CT 39]
BRUNER, Jerome, “Los usos del relato”, en La fábrica de historias: Derecho, literatura, vida, Buenos Aires, FCE, 2003. [CC 5140] [CT44]
GEERTZ, Clifford, “Estar allí: la antropología y la escena de la escritura”, en El antropólogo como autor, Paidós, Barcelona, 1989. [CC 5141] [CT 36]
KAPUSCINSKI, Ryszard, “La leyenda del santo periodista”, entrevista en Página 12, 31 de agosto 2002.[CC 5740]
MORENO, María “Escritores Crónicos”, en suplemento Radar, diario Página 12, 7/8/05. [CC3344] [CT38]
PIGLIA, Ricardo “Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad”, en Textos de y sobre Rodolfo Walsh, Alianza editorial, Madrid, 2000. [CC 6049]
SAER, Juan José, “El concepto de ficción”, en El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1996. [CC 3494] [CT 41]
ULIBARRI, Eduardo, “Un género vital”, “Una arquitectura viva”, “pasar y salir”, “El gran sostenedor”, en Idea y vida del reportaje, Trillas, México D.F., 1994. [CC 3433] [CT 15, 16, 17, 18]
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CAPARRÓS, Martín; El Interior (caps. seleccionados), Seix Barral, Buenos Aires, 2006. [CC 5754 y 7076] [CT 13]
CAPOTE, Truman; Música para camaleones [CC 6717] [CT 8]
tomas, Maximiliano (comp.), La Argentina crónica, Planeta, Buenos Aires, 2007.
tomas, Maximiliano (comp.), La Argentina crónica, Planeta, Buenos Aires, 2007.
WALSH, Rodolfo, “Kimonos en la tierra roja”, en El violento oficio de escribir, Planeta, Buenos Aires, 1995.[ CC 3343] [CT11]
KAPUSCINSKI, Ryszard, “El comienzo, el impacto, Ghana 1958”, “Camino de Kumasi”, “La estructura del clan”, “Yo, el blanco”, “El corazón de una cobra”, en Ébano, Anagrama, Barcelona, 2000.[CC 6738]

5- Teoría y práctica narrativa. El cuento. Principios de lingüística textual aplicados al análisis y la producción de textos: historia y relato; tiempo de la historia y tiempo del relato; narrador; punto de vista. Ritmo de un texto.

Bibliografía obligatoria:

ALVARADO, Maite y Alicia Yeannoteguy, La escritura y sus formas discursivas: Curso introductorio (capítulo 3), Bs.As., Eudeba, 1999.[CC 4213] [CT 4]
BENJAMIN, Walter, “El arte de narrar”, en Cuadros de un pensamiento, Buenos Aires, Imago Mundi, 1992. [CC 3494] [CT 28]
BENJAMIN, Walter; “El narrador: Consideraciones sobre la obra de Nicolai Lescov”, en Sobre el programa de la filosofía futura, Barcelona, Planeta Agostini, 1986.[CC 6801] [CT 43]
carver, Raymond, “Escribir”y “Fuegos”, en La vida de mi padre: cinco ensayos y una meditación, Grupo editorial Norma, Buenos Aires, 1995. [CC 4961] [CT 35]
PAMPILLO, Gloria, Augusto ALBAJARI, Laura DI MARZO, Alicia MÉNDEZ y Ana SARCHIONE, Permítame contarle una historia, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
PIGLIA, Ricardo, “Tesis sobre el cuento” y “Nuevas tesis sobre el cuento”, en Formas breves, Buenos Aires,Temas, 1999. [CC 3235] [CT 33]
REST, Jaime, “Estudio preliminar”, en El cuento tradicional y moderno, Buenos Aires, Editores de América Latina, 1998. [CC 6283] [CT 32]
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BECKETT, Samuel, “Bing”, en Relatos, Tusquets, Buenos Aires, 2004. [CC 7102] [CT 48]
carver, Raymond, “¿Por qué no bailais?”, “De qué hablamos cuando hablamos de amor” y “Una cosa más”, en De qué hablamos cuando hablamos de amor, Anagrama, Barcelona, 1996. [CC 4214] [CT34]
RUSSO, Sandra, “Los peces banana”, Página 12, Buenos Aires, 10 septiembre 2006.[CC 6046] [CT 45]
SALINGER, J. D., “Un día perfecto para el pez plátano”, “El hombre que ríe”, en Nueve cuentos, Alianza editorial, Buenos Aires, 1003.[CC 4214] [CT40]
WALSH, Rodolfo, “Esa mujer” y “Fotos”, en Los oficios terrestres, ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1996.[CC 4411] [CT 31]
WALSH, Rodolfo, “Cartas", Los oficios terrestres” y “Nota al pie”, en Un kilo de oro, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1987.[CC 4412] [CT 30]


6- Argumentación. Teoría y práctica de la argumentación. Investigación y escritura. El ensayo: caracterización del género. El ensayo y el “pensamiento anotado” (Cardona).

Bibliografía obligatoria:

ADORNO, Theodor, “El ensayo como forma” en Notas de literatura, Barcelona, Ariel, 1962.[CC 5142] [CT55]
ALVARADO, Maite y Alicia Yeannoteguy, La escritura y sus formas discursivas: Curso introductoria (capítulo 4), Bs.As., Eudeba, 1999. [CC 4213] [CT 4]
FLUSSER, Vilém; “Ensayos”, publicado en el diario O Estado de S. Paulo, 19/8/67. Tomado de: Flusser, Vilém, Ficçioes filosóficas, San Pablo, Editora da Universidade de São Pablo, 1998. [CC 3586] [CT50]
...
BERGER, John, El tamaño de una bolsa (selección de ensayos), Taurus, Madrid, 2004.
BERGER, John, “El traje y la fotografía”, Fotografías de la agonía”, en Mirar, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1998. [CT 54]
CALVINO, Italo, “Colección de arena”, “Qué nuevo era el nuevo mundo”, en Colección de arena, Siruela, Madrid, 2001. [CT 51]
MONTAIGNE, Ensayos (capítulos seleccionados), Océano, Barcelona, 1999.
WEIMBERG, Liliana, El ensayo, entre el paraíso y el infierno (capítulos seleccionados), UNAM-Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2001.


Bibliografía de consulta:

Ensayo
BARTHES, Roland, La cámara lúcida, Paidós, Buenos Aires, 2003.
BENJAMIN, Walter, “El narrador: consideraciones sobre la obra de Nicolai Lescov”, en Sobre el programa de la filosofía futura, Planeta Agostini, Barcelona, 1986.
CALVINO, Italo, “El viandante en el mapa”, “El museo de los monstruos de cera”, en Colección de arena, Siruela, Madrid, 2001.
DURAS, Marguerite, Escribir, Tusquets, Barcelona, 1994.
GÜICHAL, Celia, Viaje a la escritura, Ediuns, Bahía Blanca, 2004.
HANDKE, Peter, Ensayo sobre el cansancio, Alianza Tres, Buenos Aires, 1990.
MANGUEL, Alberto, Leyendo imágenes, Editorial Norma, Bogotá, 2000.
REST, Jaime; “Sarmiento y la comprensión de la realidad” en El cuarto en el recoveco, Buenos Aires, CEAL, 1981.
SÜSKIND, Patrick, Sobre el amor y la muerte, Seix Barral, Buenos Aires, 2006. [CT 57]

Normativa, cohesión y coherencia textual
AA.VV, (Carmen Coruzeilles ed.), Los puntos y las comas (normativa y usos de la puntuación), Cuaderno Taller de Expresión 1, Cátedra Maite Alvarado, Cs. de la Com. (Código 3233) [CT 23]
CASSANY, Daniel, La cocina de la escritura, Anagrama, Barcelona, 1995.
Forero, María Teresa; Manual de dudas del idioma, Buenos Aires, Aique, 1998. [CT 24, 25, 26, 27]
ALVARADO, Maite, Paratexto, Buenos Aires, UBA, Enciclopedia Semiológica, 1994.

No ficción
ARLT, Roberto; “¿Para qué sirve el progreso?”, “¿Para qué?”y “¿La lectora que defiende el libro nacional”, en Nuevas aguafuertes, Losada, Buenos Aires, 1999. [CC 3343] [CT 9]
ARLT, Roberto; “Corrientes por la noche”, “Matices portuarios”, “El cementerio de las naves”, “Anochecer lluvioso en el puerto”, en Aguafuertes porteñas: Buenos Aires, vida cotidiana, Losada, Buenos Aires, 1999. [CC 3343] [CT 9]
CAPARRÓS, Martín, Amor y anarquía: la vida urgente de Soledad Rosas 1974-1998, Planeta, 2003.
CAPARRÓS, Martín, “Bolivia” y “Mato grosso”, en Larga Distancia, Planeta, Buenos Aires, 1992. [CT14]
CRISTOFF, María Sonia, Falsa calma: un recorrido por pueblos fantasmas de la Patagonia, Seix Barral, Buenos Aires, 2004.
HOLLOWELL, John, “Los novelistas y la novela en una época de crisis” y “ El desarrollo de un nuevo periodismo” en Realidad y ficción: el nuevo periodismo y la novela de no ficción.
PIGLIA, Ricardo, Plata quemada, Planeta, Buenos Aires, 1997.
PUIG, Manuel, Estertores de una década, Seix Barral, Buenos Aires, 1993.
WALSH, Rodolfo, Operación Masacre, ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1991.

Teoría sobre narrativa
BAL, Mieke, Teoría de la narrativa: Una introducción a la narratología, Madrid, Cátedra, 1995.
BAJTIN, M. "El problema de los géneros discursivos", en Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1992.
GENETTE, Gérard; Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid, Taurus, 1989.
REST, Jaime; Conceptos fundamentales de la literatura moderna, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1979.
WHITE, Hayden, "El valor de la narrativa en la representación de la realidad", en El contenido de la forma, Paidós, Buenos Aires, 1992.

Oralidad y escritura
CARDONA, Giorgio Raimondo, “Culturas de la oralidad y culturas de la escritura”, en Los lenguajes del saber, Gedisa, Barcelona, 1994.

Escritura y cognición
CASSANY, Daniel, “Teorías sobre el proceso de composición”, “Las prosas de escritor y de lector”, en Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1993.
CARDONA, Giorgio Raimondo, “Los derroteros de la escritura: Aspectos cognoscitivos de un instrumento de comunicación”, en Los lenguajes del saber, Gedisa, Barcelona, 1994.
FLOWER, Linda y John Hayes; "Teoría de la redacción como proceso cognitivo", en Textos en contexto, Buenos Aires, Lectura y vida, 1996.
OLSON, David, “El problema de la interpretación: la recuperación de la intención comunicativa” y “La constitución de la mente letrada”, en El mundo sobre el papel: El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento, Barcelona, Gedisa, 1998.
PAMPILLO, Gloria, Augusto Albajari, Laura Di Marzo, Alicia Méndez y Ana Sarchione, Permítame contarle una historia (capítulos seleccionados), Eudeba, Buenos Aires, 1999.
SCARDAMALIA, Marlene y Carl Bereiter; “Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita” en Infancia y aprendizaje, 1992, Nº 58, 43-64.

Argumentación
PERELMAN, Ch. y L. Olbrechts-Tyteca, Tratado de la argumentación. La nueva retórica, Madrid, Gredos, 1989.
REALE, Analía y Alejandra Vitale, La argumentación. Una aproximación retórico-discursiva. Colección “Cuadernos de Lectura”, Buenos Aires, Ars Editorial, 1995.

Escritura y Ciencias Sociales
BRUNER, Jerome, “Dos modalidades de pensamiento”, en Realidad mental y mundos posibles: Los actos de la imaginación que dan sentido a la experiencia, Barcelona, Gedisa, 1998.
CLIFFORD, James, “Sobre la autoridad etnográfica”, en: Dilemas de la cultura: antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna, Gedisa, Barcelona, 1995.
GEERTZ, Clifford, “Géneros confusos. La refiguración del pensamiento social”, American Scholar, vol. 49, N 2, 1980, (pp. 165‑179).

Ficción
PUIG, Manuel, Sangre de amor correspondido, Seix Barral, Buenos Aires, 1992. (Código 5558) [CT 7]

Modalidad de dictado:

Dinámica de trabajo: Se plantean consignas de escritura y de lectura que son resueltas en forma individual o grupal (se explicita en cada caso). Se propone un secuencia de consignas de creciente complejidad, que tienen como objetivo integrarse en un texto final de mayor elaboración.

El curso se organiza en grupos, en los cuales se ponen en común (a través de comentarios, preguntas, crítica, debate, reflexiones) las lecturas y las producciones escritas. El docente coordina la puesta en común en el curso de lo discutido en cada grupo, sintetizando las ideas, tomando ejemplos de los textos producidos y desarrollando los problemas teóricos que se vinculan con el trabajo propuesto.

Producción: Se trabajará con distintos tipos de textos y con meta-textos. Los segundos –protocolos o historias de escritura, diarios de escritura y notas de lector- son instancias de reflexión sobre el propio proceso de escritura y de lectura.

Los problemas de cohesión y coherencia se diagnostican en las primeras entregas y se propone bibliografía de consulta, según los problemas detectados, para la realización de fichajes y ejercitaciones.

Entregas: Los trabajos se entregan periódicamente y reciben una devolución por parte del docente. En caso de ser necesario, se solicita una reescritura. En el seminario-taller se pone énfasis en el proceso de la escritura, por lo cual los trabajos de mayor elaboración se entregan junto con la planificación y el protocolo de escritura.


Evaluación:

El seminario-taller tiene tres instancias de evaluación:
1- Una carpeta final que integra todos los trabajos (individuales y grupales), en la cual se evalúa el proceso de escritura realizado durante el cuatrimestre. La carpeta se entrega a mitad del cuatrimestre y recibe una devolución orientadora, sin nota. La entrega al final del cuatrimestre recibe una calificación numérica.
2- Un trabajo de crónica o nota de investigación (trabajo individual- domiciliario).
3- Un texto ensayístico (trabajo individual- domiciliario).

Todos los trabajos son de carácter práctico y teórico. La crónica y el texto ensayístico forman parte de una secuencia de consignas de escritura, que se incluye en la entrega, junto con el protocolo o historia de escritura y la planificación. Ambos tienen una instancia de reescritura en el caso de ser desaprobados.
La nota final es un promedio de las tres notas (carpeta, crónica y ensayo).
Si se finaliza la cursada con un 7 (siete) o más, se promociona la materia. Si se finaliza con una nota entre 4 y 6, se rinde un examen integrador, que implica la reescritura de un trabajo definido por el docente.