Sergio Hernán Speranza
(Gilio/Fresán/Coupland/Arfuch/Ulibarri/Capote/Christ)
¿Qué puedo decir sobre el género entrevista? Se me ocurre armar una reflexión general emulando una conversación a modo de “Entrevista” pero, ¿será lo correcto? Uff! No sá. Supongo que lo mejor va ser atenerse a los cañones establecidos.
En primer lugar quiero referirme a la de Capote y su entrevista a Marilyn. Lo interesante de aquí es que está repleta de consideraciones del periodista. Truman prepara el escenario para que el lector pueda meterse de lleno en el dialogo entre él y su amiga. Todo esta plagado, de buen modo plagado, de lo que creo es un recurso interesante, la marcación resulta evidente al hacer acotaciones como “sus visitas al lavabo de señoras a veces duraban tanto como el embarazo de una elefanta. Mientras pasaba el tiempo, me pregunté tontamente si entraría tomando estimulantes o tranquilizantes”.Ese recurso enriquece la entrevista y la torna de entre casa. En una observación personal, creo que truman roza el borde de la crónica. Si no fuera por las líneas de dialogo diría que el relato es más fuerte que los dichos textuales de Marilyn.
La cercanía con el entrevistado -de esa cercanía habla Arfuch cuando trata de diferenciar, sin suerte, entrevista de charla cotidiana- permite leer entrelineas a quien tenemos en frente que con aquellos entrevistados con los que no se tiene más que un vinculo casual. Sin lugar a duda Capote hace gala de su capacidad como escritor al armarnos un “cuentito” de su tarde con Marilyn Monroe. Es fresco y hasta trasgresor, se permite bromear sobre ella y sobre su persona misma.
Diferente es el caso de Ronald Christ entrevistando a Jorge Luís Borges. Si bien el periodista dibuja la escena de ese despacho tan vividamente y ello hace posible transportarnos allí, a esa habitación de techos altos y grandes bibliotecas giratorias, lo que marca la entrevista es el tono distante, respetuoso, pero no ello menos calido. Por su carácter de escritor de renombre, y por su avanzada edad supongo también, Christ no irrumpe con modismos inapropiados. Aquí una segunda observación. Es fundamental , parece ser, para empezar con buen pie una entrevista definir el tono de la misma, ello quedará establecido al realizar averiguaciones sobre la persona que será nuestro entrevistado, su constitución como tal y su relación con lo que deseamos indagar. No será lo mismo entrevistar a una persona humilde que a un intelectual. La postura será diferente según el caso y sobre todo la circunstancia entorno al dialogo. Ello mismo lo deja claro Ulibarri en una de las enumeraciones que realiza en sus escritos, “Si el entrevistado percibe una gran diferencia social entre él y el periodista, posiblemente modifique artificialmente su actitud”.
Volvamos a Borges por Christ.. Lo que me resulta interesante y, porque no decirlo, llamativo es el manejo de bibliografía del entrevistador. Sin duda alguna y este es un tercer punto a tener en cuenta – íntimamente relacionado con el anterior podría decirse- es fundamental el conocimiento del tema a tratar para poder sacarle provecho al tiempo -muchas veces extremadamente corto- con el entrevistado. Arfuch nos acerca la idea de “Lector modelo”, evidentemente esta entrevista esta planteada, desde el comienzo y por esa sobre dosis de autores y títulos, para ser leída por un lector tan ávido como el protagonista de la entrevista del mundo literario aunque ello no imposibilita el que personas de escasa vida intelectual/literaria no sienta interés por el personaje mismo o por sus comentarios y pueda seguir el hilo del a conversación. Datos sobre autores, libros, opiniones formadas sobre ambos temas y reflexiones sobre lo que se presenta en la conversación enriquecen la nota. Como momento colorido una pequeña broma de Borges que jamás se termina de explicar. “¡Los Campbell se aproximan!”. Supongo que la no aclaración de ese cometario repetido, puesto en juego al entrar en el despacho su secretaria, tiene que ver con una decisión del reportero pero también, y esto es pura suposición, para generar intriga en el lector y talvez como homenaje al escritor. La intriga en los cuentos de Borges es fundamental. Pero tomemos el supuesto de que obviar ese detalle fue decisión del periodista. En todo caso la entrevista estará envuelta en una serie de climas antes, durante y después de la misma. Será el periodista quien decida hacer presente esos climas y demás cuestiones según crea pertinente. Me detengo en ese punto porque considero que “¡Los Campbell se aproximan!” expresa justamente ello, una decisión.
Lo que caracteriza a todas estas entrevistas es el hecho de que pareciera que todos los entrevistados están interesados en hablar. Ya sean estrellas de cine Holliwoodense, Artistas plásticos –ya hablaré de Warhol- escritores o investigadores, todos tienen algo que decir. Y lo dicen. Este punto es interesante de resaltar porque en mi experiencia como entrevistador para la materia me encontré con el caso contrario. En ocasiones las personas no habituadas al contacto con los medios de comunicación o a ser interrogadas sobres sus quehaceres y demás, no logran soltarse en post de una conversación fluida. Es trabajo del periodista lograr el clima ideal para que el entrevistador se sienta cómodo.
No ya en relación al clima o al escenario sino a los métodos “precisos” Ulibarri caracteriza dos modos de entrevista. Personal o grupal. Ambas entrevistas buscan diferentes tipos de información. Por un lado la personal esta enfocada en la persona como sujeto pensante y actuante individual, en recabar datos blandos -pociones, datos y reacciones. Diferente es el caso de los “Focus group”, aquí lo importante es que sean representativos de un sector o grupo. Con relación a esto mismo, y si bien excede los limites del a materia, me ha tocado realizar entrevistas en donde lo que me interesaba no era cada caso particulares sino las observaciones generales que luego me sirvieron para dar cuenta del entorno en donde se realizaban ciertas practicas sociales
El caso Warhol es paradigmático. Las respuestas con monosílabos -si/no- y las respuestas sin razón marcan su carácter singular. El mismo Warhol contribuyó a armar ese personaje que interpreta con gran afán y que los periodistas intentaron, si éxito, desbancar.. Considero que su actitud frente a los periodistas era la lógica reacción de un artista plástico que encuentra más interesante expresarse a través de sus obras que por medio de un micrófono y una cámara de televisión. Como dirá Arfuch, tomando a Grece, el principio básico de cooperación es lo que retroalimenta el intercambio cotidiano para no caer en una serie de frases deshilvanadas. Ello mismo sucede con Warhol, al responder con monosílabos coloca barraras entre él, el entrevistador y el lector abriendo aun más la brecha en relación a las implicaturas y las inferencias. En el caso de la entrevista de Fresán lo interesante de ver allí es como se recopilan una serie de otras entrevistas para formar el perfil de Warhol, todo ello con el fin no solo de presentarnos a un personaje extravagante y genial sino de hacer mención de la flamante edición de “I´ll Be your Mirror: The Selected Andy Warhol Interviews”. Tomando a Ulibarri podrimos considerar esa recopilación como análisis de Documentos. En este caso Fresán no tiene acceso al Warhol de carne y hueso sino a sus palabras, peo ni siquiera eso. Las entrevistas parecen ser una mezcla entre lo que el entrevistado quiso, supo o pudo decir y lo que el entrevistador quiso, supo o pudo inferir. Es un dato a tener en cuenta a la hora no solo de pararse frente a una entrevista, sino a la hora de desgravar pero también a la hora de leer a otros.
Claro de Warhol es una excepción de esas que la ciudad tiene a tirones. Diferente es el caso de Gilio. Tan dispuesta a contar su experiencia como investigadora/periodista en las zonas bajas de Montevideo entremezcla estas con anécdotas que refuerzan el hecho de que un entrevistador debe mantener el control de la situación para llevar la conversación hacia donde el desea -esto también lo dice Ulibarri- es que parece que hay una serie de pautas o reglas a seguir. Ulibarri nos presenta un texto realmente interesante sobre esas pautas. Claro que dentro de la enumeración de datos a tener en cuenta no deja de aclarar que ningún manual entrena al entrevistador para todas las situaciones posibles de desatarse al memento de la entrevista. Y es cierto. Como en todo lo referido a las ciencias sociales, y por tener como objeto de estudio e investigación al hombre, las recetas no siempre contemplan todas las variantes posibles. Nuevamente, parece estar en manos del periodista la correcta resolución de las situaciones.
Coupland realiza otra observación interesante. Y es complicado que todo no resulte “interesante” cuando las personas que poseen experiencia remarcan puntos claves de su vida como profesionales, sobre todo para aquellos que estamos aun en etapa de aprendizaje. Él dice que el hecho mismo de contar con un grabador en una entrevista denota un juego de poder y dominación. El entrevistador tiene un poder sobrenatural concentrado en ese aparato tecnológico que es a la vez una ayuda a la vez una trampa de doble filo. Para ser sincero no recuerdo en cual de todas las entrevistas leí (supongo que en el texto de ulibarri) que un truco es, al usar anotar, cuando la persona dice algo interesante no escribir nada en la libreta sino hacerlo cuando diga algo intrascendente. Ello sirve para que el movimiento de la pluma al escribir no inhiba al entrevistado y posibilite una mayor apertura. Considero que Coupland comparte esa visión a la vez que se vale de su memoria para reconstruir la entrevista. No me parece el mejor modo para ser fiel con la persona que se presta a ser entrevistada, con la situación misma y con el lector pero sin duda es otro modo de trabajo.