domingo, 16 de marzo de 2008

Entrevista de Sabrina Paramidani

LA AGONÍA DE LAS FERIAS FRANCAS

Por Sabrina Paramidani

Los hombres sin historia son la historia.
Silvio Rodríguez


La vida de un barrio, como casi todas las vidas, tiene su rutina. Rara vez esa rutina cambia y, cuando lo hace, se da de manera progresiva, casi imperceptible. Pero basta con indagar un poco en la historia de cualquier barrio, de sus calles o su gente para darse cuenta de las transformaciones que a lo largo del tiempo van configurando los diferentes modos de vida, las diferentes rutinas. Miguel Ángel sabe sobre eso. No es un saber letrado el que él posee, pero sí es la lectura de un hombre que ha resistido a esos cambios de una forma simple y constante. El es feriante. Es dueño de un puesto de frutas que todos los sábados, desde muy temprano a la mañana, forma parte de la feria franca de Villa Castellino en Avellaneda, una de las pocas que quedan en Buenos Aires. Pero ser feriante no es simplemente su oficio, después de casi sesenta años “arriba del carro” podría decirse que es un rasgo importante de su identidad

P: ¿Miguel, cuánto hace que es feriante?
MA: Yo desde que nací. Mi viejo venía con el carro a la feria y yo iba con él. Yo nací en el ’42 y a los seis años iba con mi papá.
P: ¿Y siempre en ferias francas?
MA
: Si, y siempre en el partido de Avellaneda.
P: ¿Hoy a qué hora empezó? Me refiero a su jornada de trabajo.
MA: A las tres y media me levanto y voy al mercado. Ahora voy al mercado de Avellaneda nada más, pero antiguamente iba a varios mercados. Yo le hablo de años atrás. Antes toda la mercadería venía en tren, entonces cada ramal tenía un origen… por ejemplo el de Entre Ríos venía a Chacarita, lo de San Juan venía a Colegiales, lo de Río Negro estaba en Casa Amarilla frente al (hospital) Argerich. O sea que cada terminal tenía de cada provincia.
P: Y había que empezar más temprano también, ¿no?
MA: Claro, primero porque se iba en carro. Los vehículos… no es como ahora. Y después que la gente madrugaba porque se vivía otro estilo de vida. La feria antes era el reloj de… ¿vio que ahora van a sacar si hay más venta o si hay menos venta a los supermercados? Antes los supermercados no existían, entonces iban a la feria, se sacaba de la feria si se vendía o si no se vendía, ¿me entiende?
P: Usted se refiere a los índices, a las estadísticas.
MA: Claro. Y bueno, y ahora no, ahora me levanto a las tres y media, a las cuatro y media. Voy al mercado de Avellaneda y de ahí vengo acá porque ahora, vamos a suponer, las mercaderías, no es como antes que venían en ferrocarril. Ahora viene en camión, ahora hay rutas, el camión es térmico. Antes los vagones eran calientes, ahora tienen teléfono. Antes los frigoríficos estaban todos acá, ahora hay frigoríficos en cualquier provincia, ¿me entiende? Entonces el productor arranca la mercadería… Ahora hay mucha producción que se trabaja más para la exportación y entonces cuando pinta la mercadería ya la arrancan, no esperan que madure a punto como se hacía antes. Se trabajaba de otra manera, el productor trataba que la mercadería sea buena, que sea linda para comer.
P: No importaba tanto el aspecto quizás.
MA: Claro, en cambio ahora no. Ahora buscan la durabilidad, la presencia, porque cuando pinta ya la arrancan, la mandan al frío y de ahí la regulan. Venden para la exportación y venden para el mercado. Entonces, supóngase, están allá en Mendoza y tienen que mandar la uva y le dicen (al camionero) “mandala al mercado central”; el camión viene para el mercado central y le está hablando por teléfono al dueño y el tipo le dice: “no, mira, ya hablé con fulano de tal y dice que la uva vale dos pesos menos que en Mar del Plata –dice- andate a Mar del Plata”. Entonces va a Mar del Plata con el camión y va regulando los precios. Si cuando llega bajó, le dice: “quedate un día afuera, prendé el motor y… es así. Antes era diferente. Hace mucho que estoy en esto, pero las formas fueron cambiando, ¿me entiende?
P: Y usted se tuvo que ir adaptando a eso.
MA: Claro, esto ahora es un paseo para mí; antes no, antes era más sacrificado. Antes nosotros armábamos con lonas, caballetes… no se si usted lo habrá conocido. Hace veinte años atrás esto no había. Estos se pusieron en el ’76 cuando los militares nos obligaron a poner los carritos. Como venía el mundial querían tener… que no se vea como en Bolivia, ¿vio? Que están las ferias… Sí, esto los militares lo hicieron poner. Antes eran todos caballetes, caños, cableado, palo y lona; y ahí se ponía la fruta. Después cuando vinieron los militares nos obligaron a esto, y después quedaron las ordenanzas y bueno, ahora es así.
P: Entonces, usted empieza a trabajar a eso de las tres y media de la mañana y termina un poco después del medio día. Es como vivir al revés del resto de la gente. Digo, antes el ritmo de vida era otro, hoy no…
MA: Y ahora me voy adaptando a esto, ahora termino a las tres o tres y media. Ahora vamos a casa y antes no había heladeras, ahora yo tengo una heladera, una cámara. Esto ya lo pongo en la cámara, eso que está verde no. Antes quedaba arriba del carro y lo poníamos a la sombra, ¿se da cuenta? Pero era diferente el estilo de vida porque la gente cocinaba, no había tanto supermercado, no había tantas alternativas…
P: Hay algo que me llama la atención, que es la manera en que están separados los rubros. Por ejemplo, el que vende fruta no vende verdura y el que vende papa tampoco vende verdura. O veo que también hay límites en la cantidad de puestos de cada rubro.
MA: Sí, sí. Hay otros partidos que no, que está todo mezclado. Del año ’83 en adelante en Quilmes y en Lanús te venden todo mezclado. Antes en todos los lugares era así (lo dice señalando a su puesto y a su feria), hasta en la capital. En la capital antes había feria franca. Después las volvieron a poner, pero no son como las de antes, ¿se da cuenta? Antes tenías que tener el cartelito con el número del rubro… antes se vendían fideos, el pollo vivo y muchas cosas que ahora no te dejan.
P: ¿Por qué no?
MA:
Por la higiene. Pero antes se permitía, el mismo municipio lo permitía. Ahora desde que están los supermercados y las heladeras no se permite más. Acá lo permitirían si hubiera heladera, pero no hay
P: Y esto de no mezclar los rubros, ¿Quién establece las reglas?
MA: La Municipalidad. En otros lugares la municipalidad eso lo habrá derogado y mezclaron todo.
P: ¿Y para que época fue eso? ¿Se acuerda?
MA:
En el año ’83 dejaron mezclar los rubros. Pero lo dejaron mezclar ¿sabe por que? En el año ’83 u ’85 empezaron a abrirse los supermercados, entonces, el supermercado volteó a todo lo que no es carne. Y entonces fue cuando empezaron a emigrar de los países limítrofes, o sea los bolivianos. Entonces los bolivianos con unos pesos, iban ahí y arreglaban, compraban un puesto… Porque en la feria no se pueden vender los puestos, pero los vendían. Por ejemplo, el que vendía pan le vendía el puesto a un boliviano y el boliviano iba a la municipalidad y arreglaba y empezaba a vender fruta y verdura. O sea que le daban de baja al del pan y en el lugar en el que estaba el panadero pusieron fruta y verdura, y ahora se llenó de fruta y verdura, de bolivianos. Y bueno, esa es la feria, fue cambiando.
P: Los feriantes, ¿tienen alguna asociación que los agrupa?
MA:
Había, no sé si existe todavía. Mire, ¡Luciano, vení un minuto! (Luciano es dueño de un puesto de pollos y conejos que se ubica justo en frente del puesto de Miguel Ángel) Teníamos un sindicato pero desapareció porque el muchacho que estaba murió. ¿Existe el sindicato?
Luciano: Antes sí había.
MA: A mí no me vinieron a cobrar más.
L: Se dividieron. Sí se logró tener una asociación con personería jurídica.
MA: Nosotros teníamos un sindicato, era un sindicato fuerte. Era fuerte cuando la feria servía, ahora ya no sirve tanto, ¿se da cuenta? Desde que están los supermercados. Cambió el ritmo de vida, cambió la forma de la gente, de comprar.
P: ¿Y hoy no tienen ninguna forma de organizarse?
MA:
No, ¿sabe por qué? Si acá no hay juventud; y ¿sabe por qué no hay juventud? Porque ya no es negocio. Si fuera negocio la gente joven vendría y se pondría un puesto, pero fíjese que la gente joven no viene. Y los viejos que quedamos acá no queremos hacer más nada
L: ahora se maneja por otro lado, es más mafioso
P: Ah, ¿sí?
L: Ahora son todos bolivianos, contrabando, está la Salada. Nosotros que quedamos somos artesanos, no somos nada, pero el negocio que corre por atrás es impresionante
P: ¿Son otras ferias?
L: No, las mismas. Los de la Salada se vienen acá.
P: ¿Pero los de la Salada son de frutas y verduras?
MA: No, no, de ropa.
L: De ropa. En paralelo, ¿viste? Tenés un reglamento allá y después atrás tenes otro.
P: ¿Y a ustedes los perjudica de alguna manera directamente? ¿Les vienen a decir algo?
MA:
No, a nosotros no. A mí no me molestan en nada, que hagan lo que quieran
P: Y si alguien hoy quiere venir a poner un puesto en la feria, ¿con quien tiene que hablar? ¿Tiene que ir a la Municipalidad directamente?
MA:
Tiene que ir a la Municipalidad a hablar. Antiguamente tenía que ir primero al sindicato, en el sindicato sabían si había lugar o no. Por ejemplo, si acá ya hay cuatro puestos de fruta y ya está bien, viene otro puesto de fruta y el sindicato mismo le decía a dónde podía ir ese puesto de fruta, ¿se da cuenta?
P: Hoy eso también cambió, junto con el estilo de vida de la gente, según me cuenta.
MA:
Se vivía de otro estilo, porque no había televisión y la gente se acostaba más temprano y se levantaba más temprano.
P: La vida de la gente empezaba más temprano.
MA:
Claro, todo. Por eso le digo, antes la feria era linda por eso. Venía la gente a comprar y salía corriendo a hacerse la comida porque antes la mayoría de la gente hacía la comida a carbón. Hoy está el microondas que hacés “pi, pi, pi” y ya está. En una casa por ahí trabajaban dos y eran diez. Tenían más tiempo para todo, y ahora no. En una casa ahora son cuatro y trabajan los cuatro, ¿se da cuenta?
P: ¿Y usted extraña esa época de la feria? ¿O ahora está más tranquilo?
MA:
Y, la extraño porque era más joven, si era más lindo… no sé. Para ciertas cosas era más lindo, para otras no. Suponga, ahora… yo nací en La Boca, éramos como veintiséis familias. Yo vivía en Almirante Brown y el conventillo salía por Lamadrid. Éramos veintiséis familias, yo vivía arriba y los baños estaban abajo. Había seis baños, había unos piletones con un jabón Federal cada uno, y en cada baño había un clavo así grandote con papel de diario y era para toda la familia. Hoy yo vivo con mi señora, tengo una casa con un baño arriba, un baño en el medio y un baño en el galpón. Mi señora no se pinta, pero vos vas al baño y se te caen todos los frasquitos y no se pinta. Antes eso no existía.
También antes se vendía todo, esto que está picadito también se vendía. Ahora no, la gente no lo lleva, cambió el sistema
P: ¿Y cómo resiste la feria a ese cambio en el sistema de vida?
MA:
Porque somos todos viejos, somos viejos y… bolivianos, que son más brutos que nosotros, ¿se da cuenta? Mire, ¿ve estos dos muchachos? (se refiere a Raúl y Ricardo) Estos muchachos trabajaban conmigo cuando eran chicos. Porque yo le digo, estos muchachos no laburan conmigo. Me vienen a dar una mano, ellos dos trabajaron de pibes conmigo. Y aquel (se refiere a Raúl) anda con un remis. Entonces los sábados y los domingos que hay más movimiento me vienen a dar una mano.
P: Pareciera que todo lo que me cuenta, los cambios, el declinamiento de las ferias pasó después de la dictadura, del año ’83 en adelante.
MA:
Claro, ahí empezaron los supermercados y la feria empezó a decaer. Primero fueron los supermercados, y después por el sistema de vida. La mujer empezó a trabajar, en la casa no estaba y bueno… entonces fueron cambiando la forma de vivir. Cuando la mujer empezó a trabajar, volvía y tenía que ir a comprar. Y el marido también. Antes no, así que la gente esperaba el sábado y el domingo que no trabajaban, y entonces en la feria se vendía. Hoy no, hoy el matrimonio, los sábados y domingos si tienen tiempo se van a pasear, o sea que en la casa no se quedan. Antes los sábados y domingos se iban a la casa de los padres, se juntaban los hermanos, los amigos, y estaba la mesa larga. Ahora se perdió todo eso, ¿se da cuenta?
P: ¿Usted tiene hijos?
MA:
Yo sí, y no viven conmigo, ¿se da cuenta?
P: Entonces esto que me cuenta lo ve también en sus hijos.
MA:
Claro, en los hijos que tengo. Mi hijo es igual, ¿a mi hijo lo voy a hacer trabajar acá en la feria? Cuando él era pibe yo lo traía a la feria. Cuando cumplió dieciocho años no quiso saber más nada, se fue de casa. Pero bueno, no se si el que está equivocado soy yo o es él. Capaz el equivocado soy yo, a él no lo vas a hacer levantar temprano.
Raúl: Y porque hace más plata que vos.
MA: Y claro que hace más plata que yo. La feria es una cosa antigua, como le puedo decir, está fuera de lo normal. Existe porque somos todos viejos y qué vamos a hacer, ¿vamos a subir a un remis?
R: Aparte esto uno lo lleva adentro
MA: Esto yo lo hago de taquito, ¿se da cuenta?
R: Esto uno lo mamó de chiquito y de acá no lo sacás más
MA: ¿Voy a ir a trabajar arriba de un remis? Si voy a ganar menos que acá o lo mismo, y yo acá estoy contento, ¿se da cuenta?